La suya es una historia que merece ser contada: Pepe es, sin lugar a duda, el mejor caballero que he conocido. Punto final. Se convirtió en mi socio y mentor en el cuidado de mis caballos hace más de 30 años cuando apareció mágicamente a mi lado para desenredar un caballo que se había quedado colgado en mi remolque. Quizás a los 16 o 17 años ya era un genio de los caballos y una persona sorprendentemente generosa y amable.
Él, como muchos otros en esa época, había viajado al norte desde México siendo apenas un niño con educación formal limitada, para ganarse la vida para su familia en Jalisco. Hoy es un residente permanente aquí, muy respetado en su comunidad y con una familia maravillosa, su esposa Luce, dos hijas Alondra e Ivana y dos nietas revoltosas.
En Branscomb Farm, administra y entrena a nuestros sementales jóvenes, inicia caballos jóvenes junto con otro empleado clave, Santos De Jesús García, participa en la cría y el parto, monta nuestros caballos de competencia en los días libres en los concursos y asesora y apoya a un equipo considerable de profesionales experimentados en cuidado del caballo como el “patrón” de facto de Branscomb Farm.
No hay palabras que puedan expresar el respeto y la admiración que tengo por este hombre que ha construido una vida para él y su familia aquí en los EE. UU. y nos ha mostrado a todos lo que puede y debe ser la verdadera equitación. Amaba a Chromatic como a un hijo y, lo que es más importante, Chromatic lo amaba incondicionalmente. Fueron inseparables desde el día en que el potro parió hasta que, 13 años después, en la cima del éxito, inexplicablemente sufrió un ataque y se desplomó buscando las fuertes manos de Pepe para sostenerlo mientras pasaba. Yo estaba allí.
Cuando Jill, Rudi y yo escoltamos a Pepe al aeropuerto hace unas horas para comenzar su largo y solitario viaje a casa, reconocí en él el modelo de cómo todos deberíamos llevar el dolor de esta pérdida: con dignidad y firme determinación de aceptar las decisiones que Dios toma y celebrar con profunda gratitud el tiempo que a todos se nos concedió con ese animal extraordinario. Independientemente de lo buenos que fueran sus jinetes de competición, Chromatic BF nunca habría logrado lo que hizo sin la habilidad y el amor que Pepe derramó en él durante sus 13 años de vida. ¡Bravo, mi hermano!
HorseGrooms
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*Traducido por Carmen Elisa Franco
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